Los incidentes más graves que pueden ocurrir en cualquier edificio son los incendios y explosiones. De acuerdo con la prestigiosa aseguradora Allianz, un siniestro de este tipo puede costar más de 1.5 millones de dólares para la organización, almacén o fábrica que lo padezca. Proteger vidas humanas siempre será la prioridad principal en medidas de acción oportuna y prevención, pero hoy, en tiempos de inflación y recuperación económica post pandemia, resguardar la cadena de suministro y mantener el nivel de operación son algunos otros aspectos fundamentales en un contexto donde las organizaciones deben disminuir la probabilidad de tener cualquier tipo de interrupción. Los daños totales o parciales que pueden sufrir las instalaciones son aspectos que deben prevenirse en medida de lo posible, y también hay que considerar que el humo y otras sustancias tóxicas pueden dañar maquinarias o hardware de gran utilidad para las actividades cotidianas.
Antes de continuar, consideramos oportuno aclararte que aún no existe la tecnología indicada para predecir incendios, pero un sistema integral diseñado de manera estratégica puede ayudar a que tu organización se mantenga apartada de las estadísticas negativas.
Ninguna empresa u organización es infalible ante lo inflamable; un incendio o explosión puede ocurrir tanto en una planta petrolera a las afueras de una ciudad, como en el edificio corporativo más céntrico de la misma localidad. Cualquier fuente de calor que se utilice de manera inadecuada o que presente un mantenimiento ineficiente, puede representar un riesgo. Sin embargo, existen estudios y estadísticas que han logrado clasificar la probabilidad de un siniestro por medio de una tabla que posiciona los riesgos más comunes.
De acuerdo con SafeStart México, empresa dedicada a proporcionar información de valor y entrenamientos para la prevención de incendios en todo tipo de industrias y centros de trabajo, la clasificación es la siguiente:
Como podrás ver, los incendios eléctricos son los riesgos más comunes que suceden en todas partes. En este sentido, los entornos corporativos no están exentos ante posibles fallas eléctricas o descuidos humanos en sistemas de acceso, centros de datos y cualquier equipo de hardware que no se encuentre protegido ante los altos picos de energía. Las chispas tampoco son exclusivas de las fábricas, y los líquidos inflamables pueden estar presentes en cualquier lugar que te imagines.
Por otro lado, la Asociación Internacional de Protección contra Fuego (NFPA), también ha aportado su propia clasificación evaluada por las industrias con mayores probabilidades de sufrir estos siniestros:
Industria de manufactura: Aspectos como un error de cálculo en la distribución eléctrica, así como el alto manejo de sustancias y material inflamable en el día a día, posicionan a las empresas de este sector como las más vulnerables para padecer un incendio.
Lugares de hospedaje: El estado de las instalaciones eléctricas y los huéspedes que hacen caso omiso ante las restricciones para fumadores, provocan que estos recintos también se encuentren en riesgo constante. Sin embargo, el 46% de incendios ocurridos en todo tipo de sitios de hospedaje han sido originados por accidentes de cocina.
Hospitales, clínicas y laboratorios: El área de cocina también es el lugar más común para que ocurran estos lamentables accidentes, pero la alta presencia de equipos médicos que representan fuentes de calor importantes y el mal funcionamiento de electrodomésticos son otros factores a considerar en todo tipo de centros de salud.
Ambientes de oficina: Cables defectuosos, la falta de mantenimiento en todos los equipos, una distribución eléctrica mal diseñada y distintos tipos de errores humanos, colocan a estos lugares en la cuarta posición.
Industria del petróleo y gas: Por increíble que parezca, este sector pertenece al quinto lugar gracias a la elevada precaución y constantes capacitaciones que todo el personal recibe sin importar su nivel de experiencia. Sin embargo, la probabilidad de que un error humano se presente siempre es un elemento a considerar, y la altísima presencia de sustancias inflamables, por muchas precauciones que se tomen, hace que este tipo de espacios se consideren de alto riesgo en los cinco continentes del planeta.
Detección y supresión son conceptos que siempre deben ir de la mano, pero no son lo mismo. Antes de continuar, es importante considerar que el momento más crítico de un posible incendio es cuando el peligro es descubierto y localizado. A este punto se le llama Detección, cuyo propósito consiste en activar alertas para tomar acciones precisas y evacuar a todas las personas presentes en el recinto mientras se determina el nivel de riesgo del incidente.
La Supresión, por su parte, consiste en la activación de sistemas automatizados para combatir el fuego, procurando disminuir el daño en todas las instalaciones y activos de la organización.
Una vez aclarado lo anterior, te presentamos algunas soluciones indispensables en cualquier industria sin importar su rubro:
Detección de incendios: Desde módulos con sensores direccionables inteligentes, equipos de evacuación por voz, hasta detectores de humo y una amplia variedad de alarmas, estas herramientas pueden adaptarse a tus necesidades para mantener a salvo a las personas y los bienes del inmueble. Aspectos como fiabilidad y precisión han sido de suma importancia en el diseño de nuevos modelos actualizados en las últimas normativas internacionales para funcionar en los ambientes más exigentes.
Detección de gases: Mantener a las personas y a los activos más delicados de la empresa lejos de cualquier agente que pueda originar una explosión, es el objetivo de los detectores de gas, cuyo funcionamiento puede variar de acuerdo al área que deban proteger o las sustancias que existan en el entorno. Los detectores infrarrojos son ideales para encontrar fugas de gases hidrocarburos en lugares que cuentan con una iluminación limitada (o esta puede ser un riesgo), mientras que los detectores que funcionan por medio de la acústica son capaces de detectar varios niveles de frecuencia sonora para encontrar fugas de sustancias que pueden ser difíciles de percibir para cualquier persona.
Detección de línea de temperatura: Son cables de gran longitud hechos de polímero avanzado e integrados a tecnologías digitales con la finalidad de detectar calor en puntos específicos de cualquier área. Cuentan con la capacidad necesaria para medir la temperatura y señalar la ubicación exacta de algún punto que pueda representar un riesgo potencial. El material que los compone es altamente sensible a las temperaturas elevadas, y en caso de detectar peligro lo largo de su extensión, emitirán una alarma en el panel de control.
Supresión: Algunas soluciones antiincendios que incluyen rociadores son efectivas para controlar el fuego, pero también pueden causar severos daños a los equipos electrónicos e información importante de la empresa. Pensando en eso, se han diseñado sistemas inteligentes que utilizan sustancias limpias de última tecnología que no representan ningún peligro para las personas, y cumplen con todos los requisitos de protección para equipos tan delicados como, por ejemplo, los centros de datos.
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Flexibilidad y adaptabilidad son palabras que debes tomar muy en serio al momento de pensar en adquirir nueva tecnología para tu empresa o dependencia, pues lo ideal hoy en día es emprender la búsqueda de una solución hecha a tu medida, que pueda cubrir todas tus necesidades del momento, pero que también sea lo suficientemente inteligente para adaptarse fácilmente a cualquier necesidad que puedas tener a futuro. La Transformación Digital de esta era, es una clara invitación a dejar atrás las inversiones reactivas para salir del paso, y empezar a generar decisiones estratégicas que resulten más informadas, tomando en cuenta la asesoría y acompañamiento de un proveedor experto que te ayude a encontrar el sistema más adecuado para ti.
Es lógico pensar en apoyarse en una sola marca para adquirir todas las herramientas que necesites en temas de Detección y Supresión, pero hoy ese paradigma se ha transformado, pues está demostrado que la combinación de herramientas, adaptadores y software provenientes de distintas marcas está ayudando a obtener sistemas mejor calificados para disminuir riesgos ante situaciones críticas. Los edificios inteligentes requieren cámaras con patrones variados de analítica para detectar cualquier tipo de peligro; alarmas que se vinculen a la tecnología de videovigilancia para dar aviso oportuno y sistemas automáticos que ayuden a desbloquear todas las salidas de emergencia mientras se bloquea el acceso a las áreas afectadas mientras inician las labores de supresión vía automática. Todo esto que acabas de leer, debe suceder en cuestión de segundos para que un recinto cumpla con parámetros de seguridad que se consideren actuales y relevantes. Únicamente la integración de varias tecnologías con otras, asegurándose de su compatibilidad y correcto funcionamiento, puede ayudarte a mantenerte apartado de las estadísticas negativas.
Integrar es la clave.
Esperamos que este contenido haya sido muy útil para ti.